Hola!... Para los que ya me conocen y los que no también soy “la seño Sol”, y voy a contarles un poquito sobre mí: experiencias, sentimientos, pensamientos…
Primero comentarles que hace 4 años que trabajo en esta Institución como Orientadora de Sala -actualmente del grupo Azul-, y que me da mucha satisfacción formar parte de este Centro, principalmente del equipo de profesionales que allí trabajan, del cual cada día aprendo un poco más y eso me gratifica tanto de manera personal como profesional.
¿Cómo y porque comencé a interesarme por la discapacidad? Hasta ahora creo que no lo sé. Lo que si se es que desde chica sentí el deseo de ayudar a otros, de brindar mi apoyo a aquellos que lo necesitaran “sin esperar nada a cambio”, por el simple echo de ser solidaria, colaboradora con el prójimo, valores que me inculcaron desde pequeña en casa, en la escuela, en el barrio,..
¿Y que tendrá que ver esto con las discapacidad? Sentí que formarme como docente me ayudaría a satisfacer esos deseos internos, y aún más si me especializaba en discapacidad, y así fue como comenzó todo, solo bastó ir una mañana a inscribirme a la Institución correspondiente y así dar comienzo a este caminar…
A los pocos meses de haberme recibido de Profesora en Educación Especial, el C.E.T El Faro me abrió sus puertas para que pudiera comenzar a poner en práctica lo aprendido y además enriquecerme del trabajo diario del cual continúo formando parte.
Muchas personas dicen que este trabajo no es para cualquiera, y desde mi simple opinión considero que ningún trabajo es para cualquiera, para cada uno se requiere de ciertas características y formaciones determinadas. Lo que si puedo afirmar y reafirmar porque lo vivo diariamente, es que para trabajar en esta área no sólo se requiere de aptitud, sino también de esfuerzo, responsabilidad, ganas, dedicación, amor, entrega, compromiso, tiempo, paciencia,…Y mucha fortaleza y optimismo para brindar lo mejor de uno en todo momento…
Para ir finalizando me gustaría comentar que mi poca pero rica experiencia adquirida durante estos años me hizo cambiar ese pensamiento inicial que tenía: “ayudar sin esperar nada a cambio”. Y es porque siento que mi vida laboral se nutre de un dar y un recibir constante, ya que de cada minuto que comparto con “mis pequeños” siempre recibo algo:…Una dulce mirada, una sonrisa placentera, un movimiento complacedor, una suave respiración, un llanto acogedor, una palabra sincera, un gesto conmovedor, una delicada caricia…
¡NO PODRÍA NEGARME A RECIBIR ESOS BELLOS REGALOS QUE PERMANENTEMENTE ME DA CADA NIÑO/JOVEN
Y QUE ESPERO CONTINUAR RECIBIENDO!..

Saludos para todos… Seño Sol.