Buenas y santas de Dios a todos los que hoy leen estas pocas líneas, mi nombre es Sebastián y soy ante todo hijo de Dios, luego Esposo, padre, hijo y finalmente mi profesión Kinesiólogo.
Tengo 30 años, soy casado y tengo dos hijos, hace ya 5 años que ejerzo esta linda profesión que por tantos diversos caminos me ha conducido, según los caminos que Dios me ha dado en su infinita providencia y que me ha hecho conocer tantas buenas personas y las cuales me han enseñado muchas cosas.
Comencé trabajando con adultos lesionados medulares, pero en el fondo de mi corazón sabia que había algo mas profundo y bello en lo que debía trabajar, y era trabajar con los niños con capacidades diferentes que son un regalo para el alma de quienes los conocen, nos enseñan continuamente si sabemos ver, escuchar y ver mas allá de los sentidos naturales.
Luego la providencia me trajo hasta aquí “El Faro” donde estos niños que uno ve tan vulnerables en sus sillitas de ruedas me dan cátedra ha diario de alegría y perseverancia mas allá de las dificultades físicas, me enseñaron a valorar cada día el regalo de vivir que Dios me da.
Bueno esta es mi pequeña historia de como llegue a trabajar en discapacidad y con niños especiales. Que María santísima los bendiga y acompañe siempre.
A-Dios